Archivo del Autor: Diario de una viajera

Aquí os dejamos el booktrailer de nuestro libro que se publicará en Junio.

Esperamos que os guste.

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Confesiones íntimas de una mujer (Les enfants du siècle), título de una de las varias películas francesas sobre la vida de George Sand, en la que se trata la relación mantenida entre esta peculiar escritora y el también escritor Alfred de Musset, una relación no vista con buenos ojos por parte de ambos, y de la cual surge el libro  Las Confesiones de un hijo del Siglo en el que Alfred Musset narra el verano que pasaron juntos en Venecia.

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Dedico mi post de este Día de la Mujer Trabajadora a esta viejita a la que adoro. Es Rita Levi Montalcini, nació en 1909 y lleva ya más de 100 años trabajando. «Estoy estupenda, oigo con audifono y veo poco, pero el cerebro sigue funcionando hoy mejor que nunca». Perlas así me voy encontrando en el texto dedicado a ella en la preciosa Agenda de las Mujeres del 2012, editada por Elena Lasheras.

Para quien no lo sepa es premio Nobel de Medicina, y sus descubrimientos en el sector de la genética han servido para afrontar patologías neurodegenrativas que afectan a gran parte de la población mundial.

Es además soltera y feminista de pura cepa: «Siempre pensé que la mujer estaba destruida porque el hombre imponía su poder por la fuerza física y no por la mental. Y con la fuerza física puedes ser maletero, pero no un genio».

Cuando le preguntan si está preparada para la muerte, dice: «Es lo natural, llegará un día pero no matará lo que hice». «Los mensajes que uno deja, persisten. Cuando muera, solo morirá mi pequeñísimo cuerpo.»

Pequeñísimo cuerpo de una enorme mujer. Y viajera en guerra, también, como todas nosotras.

Con motivo de la celebración del día internacional de la mujer, el 8 de Marzo, y teniendo en cuenta que George Sand es un icono del feminismo, esta semana haremos mención a diversas mujeres que han sido importantes a lo largo de la historia, y que permitieron que poco a poco, y paso a paso, la mujer fuera teniendo un papel más importante en la sociedad.

Empezaremos, teniendo en cuenta que somos editores y lo nuestro son los libros, mencionando a una mujer que consiguió que las mujeres pudieran acudir a la biblioteca no solo de visita o en días festivos como estaba impuesto ya que la Biblioteca Nacional era en principio de exclusivo uso masculino. Esta joven era Antonia Gutiérrez Bueno la cual solicitó un permiso a la regente María Cristina con motivo de la necesidad de documentarse para un Diccionario histórico y biográfico sobre mujeres celebres en el que trabajaba.

La Biblioteca Nacional ha realizado un artículo haciendo mención a esta mujer con motivo del día internacional de la mujer, ya que a pesar de esta hazaña, no hay mucha constancia de ello en la historia.

Si quieres saber más sobre ella el artículo completo se encuentra en la página de la Biblioteca Nacional de España.

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Encontramos algunos sellos postales de George Sand. Algunos son conmemorativos del centenario de su muerte y otros pertenecen a antiguas colecciones francesas.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

La escritora catalana Laura Freixas se refiere a George Sand en su libro Literatura y mujeres:

«La mujer artista, escritora o intelectual ocupaba [en el siglo XIX] un territorio ambiguo: o carecía de identidad sexual –recordemos nuevamente a Valera: «neutralizarlas, jubilarlas de su sexo» o reunía ambas. De ahí el inquietante elogio consistente en calificarlas de «viriles». A «Víctor Català» (Caterina Albert) se le alababa su «estilo vigoroso, digamos masculino». su «prosa víril»; el mismo calificativo, «viril», solía aplicarse a Emilia Pardo Bazán; Clarín decía de ella: «Escribe a lo hombre». De George Sand decía Turgueniev: «Qué hombre valiente fue y qué buena mujer», y Flaubert la apostrofaba: «Oh tú, del tercer sexo» […] Evidentemente, calificar de masculina a la mujer artista es la manera más simple de reconocer los logros de una mujer determinada, sin por ello cuestionar el axioma según el cuál la feminidad y creatividad son incompatibles […] Pues no fueron muchas las que tuvieron el valor de desafiar a la sociedad llevando vidas de hombre y por lo tanto escandalosas, a lo George Sand. La mayoría optó por la estrategia contraria: se presentaron como seres humildes, ignorantes, inocentes y llenos de buenos sentimientos; en una palabra: la quintaesencia de la feminidad, tal como la época la entendía». (Freixas, 2000, 130, 135)

Una de estas NO es una mujer, a que no adivinas cuál

Todo el mundo ha oido hablar de los Drag Queens…y de los Drag Kings? pues haylos también. Mujeres que se ‘disfrazan’ de hombres. Espera, tras guglear un poco tengo que rectificar: personas que se disfrazan de hombres, no han de ser necesariamente mujeres. Un hombre puede entonces disfrazarse de hombre, ser ‘más’ hombre digamos :-/ Pregunten si no a Chuck Norris.

Total, que nuestra querida George Sand (aka Amandine Aurore Lucile Dupin) fue una pionera en esto de la permormatividad del género allá por el S.XIX, creándose una personalidad ‘masculina’ y usando vestimentas de hombre en espacios públicos para que se la tomara más en serio, profesionalmente hablando.

Está entre las fotos..comparen con la dulce princesita ‘lila’ del lateral y hagan sus apuestas.

George Sand, su vida y su época

Su vida

Esta descendiente de Maurice de Saxe. (hijo natural del rey de Polonia, Augusto II), de la que Renán decía «no tuvo el siglo una herida, de la cual su corazón no haya sangrado, ni tina enfermedad que no le arrancara quejas armoniosas» y Turgeniev: «es una de nuestras santas», vino al mundo en París el 5 de junio de 1804, se casó pronto, demasiado quizás, con Casimir Dudevant y de este matrimonio nacieron dos hijos: Maurice y Solange. Fracasado el matrimonio desde el primer momento Aurora, que ya escribía, pero no publicaba, comienza una serie de relaciones extramatrimoniales, más o menos tormentosas, a la manera romántica, Aurelien de Séze, Jules Sandeau («Esta mujer es un cementerio», decía de ella, casi todos sus amantes murieron antes), y entre otros Musset, una aventura tormentosa y apasionada («insensato, me dejas en el mejor momento de mi vida, el día más verdadero, el más apasionado, el más sangrante de nuestro amor»), Chopin («su alma es todo poesía, todo música»), pero la vida era imposible con él.

Su obra

La obra de George Sand es muy discutible, quizás lo más interesante sea Historia de mi vida, la Correspondencia y los Diarios íntimos donde su estilo que Stendhal calificaba de «abominable amaneramiento», es menos afectado, y menos pretencioso, y a nivel del contenido es menos moralista, más directa y sincera. Esta escritora, que como ella intuía («creo que dentro de cincuenta años seré olvidada y quizás completamente desconocida») no cuenta demasiado en el panorama literario. causó sensación en su época, y si bien Nietzsche se refería a ella definiéndola como «esta terrible vaca a escribir que tenía algo de alemana en el mal sentido del término», muchos de sus contemporáneos no le escatimaron los elogios.Trabajadora incansable, sus primeros escritos datan de 1829 Viaje a España, Viaje a la Auvergne, pero empieza realmente a escrbir cuando se encuentra a Jules Sandeau, juntos publican Rosa y Blanco, firmado J. Sand y solo en 1832 nace para la literatura George Sand, con Indiana (la lucha del amor absoluto contra las contradicciones e imposiciones de la civilización), más tarde Leila…

Artículo completo: http://elpais.com/diario/1977/03/18/

Hacemos un paréntesis (en redonda) en el diario de George Sand para ahondar en la vida de la autora. Véase por ejemplo:

http://www.contextodeeditores.com/sand-george

 

 

 

 

«Y en ocasiones no desear otra cosa que ser George Sand. Que vestirse como ella, que llamarse como ella, que amar como ella».

Marguerite Duras

«Nosotros, los franceses, somos difíciles de satisfacer. Encarnamos la fe crítica, y en los momentos difíciles la crítica se convierte en injuria. En virtud de nuestra experiencia, que es terrible, y de nuestra imaginación, que es voraz, solo estamos dispuestos a confiar nuestro destino a seres perfectos; al no encontrarlos, nos entusiasmamos con cualquiera, un desconocido que nos engaña y nos pierde. Así, todo hombre que alcanza el poder goza inmediatamente del prestigio de la fuerza o de la habilidad. Que haga algo distinto a los demás, eso es lo único que le pedimos, y al principio no valoramos si está bien o mal. El primer día, admirar es una necesidad; valorar todavía no parece necesario. Pero al segundo día, el examen se hace más riguroso. Y al tercero ya nos acercamos al odio o al desprecio».

                       

[…] «Toda lógica humana se anula cuando, en lugar de elevarse sobre los intereses materiales, el hombre hace de estos el móvil absoluto de su conducta.» […]

»Nos juzgan capaces de correr a las armas uno contra diez, y les parecemos incapaces de negociar a través de nuestros representantes las condiciones de una paz honorable. He aquí una contradicción flagrante: o somos dignos de fundar un gobierno libre y orgulloso, o somos unos cobardes a los que es ridículo llamar a la gloria de los combates.» […]

[…] «Se organiza ya la defensa. Si nos dejan tiempo, el miedo dejará sitio a la ira. Esto no asusta a quien razona, y confieso que la borrasca de la invasión no me preocupa más que la nube que surge en el horizonte en un día de verano. […] Sin embargo, toda nuestra vida es un continuo pasar de nubes amenzadoras: no siempre estallan sobre nuestras cabezas, y solo nos preocupamos ligeramente de los males inevitables. Así es la vida del hombre, una aceptación perpetua de la muerte; […] ¡Que pase, pues, esta tormenta de muerte, y nos lleve a muchos de golpe! […]

»¿Cuál es el carácter distintivo de estos pueblos? El nuestro no tiene mucho orden en sus asuntos; el suyo, demasiado. […] Llegan fríos y duros como una tempestad de nieve, implacables en sus decisiones, feroces si es necesario, aunque tan dulces como se puede serlo en la vida y sus rutinas. No reflexionan en absoluto: no es el momento; la reflexión, la piedad, el remordimiento ya los espera en el hogar. En marcha son máquinas de guerra inconscientes y terribles. Esta guerra es particularmente brutal, sin alma, sin discernimiento, sin entrañas. […] No hay héroes, tan solo metralla. […]

»Así es como la civilización ha entendido su poder en Alemania. Su pueblo positivista ha suprimido hasta nueva orden la quimera de la humanidad. […] Contemplamos con estupor su esplendor mecánico, su disciplina de autómatas sabiamente ordenados. […] Debemos reconocer que hay en este pueblo un estoicismo de voluntad del que carecemos, una persistencia del carácter, una paciencia, un saber extensivo a todo, una capacidad de decisión sin réplica, una virtud extraña hasta en el mal que cree que deben cometer. […] Este millón de hombres que Alemania ha vomitado sobre nosotros no puede ser la horda salvaje de las innumerables legiones de Atila. Es una nación diferente a la nuestra pero iluminada por la misma civilización, nuestra igual ante Dios. […]

»Lo que es seguro, lo que podemos predecir, es que no está lejos el día en el que la juventud alemana despertará de su sueño. Sumida hoy en el error que estamos padeciendo, que consiste en creer que la grandeza de una nación reside en su fuerza material y puede personificarse en la política de un hombre, reconocerá un día que ningún hombre puede ser investido con un poder absoluto sin que abuse de él.» […]

[…] «Por mucho que insistamos al campesino para que deje de llamar amo al propietario de la tierra que cultiva, desea que la posesión implique una autoridad. […]

»Ahí donde el burgués acepta el sacrificio a la patria que le lleva a aceptar la amargura de la escalvitud, el campesino lo hace por la creencia fatalista de que el hombre está hecho para obedecer. […]

»¿Cómo organizar una nación en la que el campesino no entiende y domina en número la situación?»

[…] «Todo se esfuma, la naturaleza desaparece. Se acabó la contemplación. Me arrepiento por haberme distraido un instante. No tenemos derecho al olvido. ¡Aléjate, poesía, me eres inútil!» […]

[…] «Han llegado tiempos de calamidad social en los que cualquier ser organizado intuye en él un temblor de raíces de la solidaridad humana.» […]

»“Dichosos aquellos que creen que la vida no es más que una prueba pasajera y que al despreciarla lograrán una eternidad de delicias”. Este cálculo egoísta indigna mi conciencia, y sin embrago creo que viviremos eternamente, que nuestra voluntad de elevar las almas hacia la verdad y el bien nos permitirá adquirir fuerzas siempre más puras e intensas para el desarrollo de nuestras existencias futuras, pero creer que las puertas del cielo se abren a cualquiera que desprecie la vida terrenal me parece impío. […] La vida es un viaje: hagámoslo útil, si nos resulta duro.» […]

[…] «Nos hospedamos en casa de unos amigos adorables, una casa vieja, muy cómoda y limpia; estamos todo lo bien que se puede estar en estos tiempos malditos. El aire es sano y vivo, el sol lo ha devorado todo, y el peligro de hambre es aquí más aterrador que de dónde venimos. […] Los niños ríen y corretean en su mundo apartado y feliz, que por nada se inquieta o se entristece. […] Queda claro que los niños no conocen el miedo a lo real.»

[…] «Mientras el rico, valiente o acobardado, abandona su bienestar, su industria, sus esperanzas personales para luchar o huir, el viejo campesino, triste y grave, continúa su tarea y trabaja para el año próximo. Su granero está casi vacío, pero aunque estuviese repleto, sabe bien que, de una u otra forma, él será quien pague los gastos de la guerra. Bien sabe que este será un invierno de miserias y privaciones, ¡pero cree en la primavera! La naturaleza es siempre para él una promesa, y me ha parecido menos afectado que yo al ver morir este verano la última brizna de hierba de su prado, la última flor de su parcela. Sentí una tristeza de artista al ver morir la planta, la flor, esa sonrisa pura y sagrada de la tierra, esta humilde y perpetua fiesta de la estación de la vida.» […]

 

[…] «Miles de hombres acaban de sembrar los campos de batalla con sus cadáveres mutilados.  […] Una gran alma se eleva con el humo de vuestra sangre injusta y odiosamente vertida por la causa de los príncipes de la tierra. Solo Dios sabe cómo se difundirá esta alma magnánima por las venas de la humanidad, pero sí sabemos al menos que una parte de la vida de estos muertos vuelve a nosotros para afianzar el amor a la verdad, el horror de la guerra por la guerra, la necesidad de amar, el sentimiento de la vida ideal, que no es otra que la vida cotidiana tal como estamos llamados a conocerla. De este abrazo furioso de dos naciones surgirá un día la fraternidad, futura ley de los pueblos civilizados. Tu muerte, gran cadáver de los ejércitos, no será en vano, pues cada uno de nosotros llevará en él uno de los corazones que dejaron de latir. […]

»Y todo esto no es nada; ¡nada, en realidad! Hoy incluso añoramos aquella época tan cercana, pero de la que parece separarnos ya todo un siglo de desastres. La guerra, la guerra en el corazón de Francia, ¡y hoy París está sitiado!». 

Este blog surge con el propósito de dar a conocer una obra literaria cuya difusión ha sido escasa en España. Se trata de una narración no muy extensa que la escritora francesa Amandine Aurore Lucile Dupin, más conocida como George Sand (1804 – 1876), escribió mientras su nación se veía sumergida en un conflicto contra sus vecinos prusianos. Esta obra lleva el título de Diario de una viajera durante la guerra.

La tarea de quienes construimos este blog se basa en plasmar los fragmentos más significativos de esta narración en forma de diario, y para ello recorreremos cronológicamente cada una de las fechas que contiene la obra, extrayendo las partes del texto que a nuestro juicio contribuyan a reflejar tanto la exquisita prosa de la autora, como su figura humana, sus reflexiones, sentimientos y emociones en esta pieza narrativa que en sí misma constituye un importante testimonio de una guerra lejana en el tiempo.

Es esta una tarea que viene guiada a través de un proyecto académico conducido por un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid, dicho proyecto consiste en la elaboración de una nueva edición de Diario de una viajera durante la guerra, cuya publicación tendrá lugar este año en la editorial Libros de la ballena.  

Sin más dilación, comenzamos a partir de ahora con la difusión de una pequeña parte de la vida y la obra de una de las autoras más refractarias de la Francia decimonónica.