[…] «Han llegado tiempos de calamidad social en los que cualquier ser organizado intuye en él un temblor de raíces de la solidaridad humana.» […]

»“Dichosos aquellos que creen que la vida no es más que una prueba pasajera y que al despreciarla lograrán una eternidad de delicias”. Este cálculo egoísta indigna mi conciencia, y sin embrago creo que viviremos eternamente, que nuestra voluntad de elevar las almas hacia la verdad y el bien nos permitirá adquirir fuerzas siempre más puras e intensas para el desarrollo de nuestras existencias futuras, pero creer que las puertas del cielo se abren a cualquiera que desprecie la vida terrenal me parece impío. […] La vida es un viaje: hagámoslo útil, si nos resulta duro.» […]