La autoficción, proveniente de Francia hace más de treinta años, es el tipo de narrativa en la que el autor utiliza su nombre propio y crea un personaje ficticio basado en él. El autor narra su obra de manera biográfica y se basa en hechos reales pero a su vez juega con la legitimidad de estas, advirtiéndonos que la ficción toma su papel dentro de ella –diferenciando a esta de la autobiografía. En 1977, el escritor francés Serge Doubrovsky, creó el término «autoficción» al escribir la que sería la primera novela de este género, Fils (París, Galilée). Por otro lado, muchos expertos afirman que este género ya había sido explorado a lo largo del siglo xx, pero Doubrovsky le asignó un nombre y utilizó su propio nombre en la obra.

Augusto d’Halmar fue desde sus principios un partidario de este tipo de narrativa, ya que con la utilización de un seudónimo desdoblaba sus historias creando de este modo un ejercicio literario confuso y ambiguo para todo lector, como lo es La sombra del humo en el espejo…