La aldea y el inframundo
José Luis de León Díaz, nombre completo de quien firmaría sus obras como Luis de Lión, nació en 1940 en San Juan del Obispo, una pequeña población cercana a Antigua Guatemala. Maya de la etnia kaqchikel, ejerció de maestro de educación primaria en diversos puntos del país hasta la obtención de una cátedra en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Su activismo político, siempre volcado a la reivindicación de los derechos indígenas, le llevó a militar, clandestinamente, en el Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT). Vivió de lleno un periodo muy convulso de la historia de su país, inmerso en un clima generalizado de guerra civil que se extendió desde la década de los sesenta hasta los años noventa del siglo xx y desató la violencia y la represión brutal por parte del Estado, especialmente cruenta con la población indígena. Esta situación se agudizaría en los años ochenta y Luis de Lión acabaría convirtiéndose en una de sus víctimas. El 15 de mayo de 1984 fue secuestrado por un grupo de paramilitares y hasta 1999 no hubo noticias de él, cuando su nombre y su fotografía aparecieron en un registro militar de personas asesinadas por el ejército de Guatemala. Por fin, en 2005 el gobierno guatemalteco de Óscar Berger reconoció oficialmente su secuestro y asesinato.
Hasta el año de su desaparición, había publicado dos libros de cuentos, Los zopilotes (1966) y Su segunda muerte (1970) y dos poemarios: Uno más uno (1974) y Poemas del volcán de agua (1980). Autor también de una obra inédita que se iría publicando en años sucesivos —y que incluía nuevos cuentos y poemas y varios títulos de literatura infantil—, Luis de Lión es recordado sobre todo por su novela El tiempo principia en Xibalbá, finalista en 1972 —el primer premio quedó desierto— del Premio Centroamericano y del Caribe de Novela y que no sería publicada hasta 1985, un año después de su muerte. Esta primera edición reproducía el manuscrito original; la segunda, de 1996, recuperaba un manuscrito posterior en el que De Lión introdujo numerosos cambios, y en él se basarán las ediciones siguientes. Su única novela está considerada unánimemente como una obra insólita y de importancia capital en el panorama de la narrativa de Guatemala de las últimas décadas del siglo xx. Pero aún es posible ir un poco más allá a la hora de establecer su valor y altura estética: por la complejidad de su propuesta, la ambición de su planteamiento y el fuerte componente transgresor de su escritura y del imaginario que construye, El tiempo principia en Xibalbá podría compararse a la mejor narrativa de la América Latina contemporánea. A pesar de estos méritos, esta que el lector tiene en sus manos es la primera edición en español publicada fuera de Guatemala. En el lapso de cuarenta años, solo ha traspasado las fronteras nacionales a través de traducciones: la primera al italiano, de 1994, a la que siguió la versión inglesa de 2012. En la actualidad está en preparación una traducción al portugués que se publicará en Brasil en fechas próximas.